Monday, January 15, 2007

Al servicio de una empresa

The devil wears Prada es un libro que refleja muy bien la realidad de las oficinas. Claro que no en todas existe una obsesion por ser talla 0 y andar vestido a la moda todo el tiempo. Pero dejando a un lado esos detallitos, el resto es común a la mayoría de las empresas. Siempre existe un jefe, el cual casi siempre es un completo patán con infulas de Dios todo poderoso, capaz de maltratar y ofender a quien se cruce en su camino con un derecho auto-otorgado por ser el que paga y el que manda. Los empleados en una empresa con jefe dictador casi siempre se dividen en dos grandes grupos: los amantes perros y los ignorados inconformes.
Siendo perro, sabes que vendes tu alma al diablo, no te das cuenta como poco a poco tus valores morales se van retorciendo, ya que todo lo que haces lo haces por un buen fin: sacar adelante a tu familia, aun cuando tu familia seas solo tu, sientes que estas justificado. Despues de todo "no hay nada malo con ser un poquito ambicioso", te repites todo el tiempo. En el proceso de convertirte en el perro favorito del jefe vas dando codazos a todo el que puedas, arrasando con todos los que se pongan en tu paso, sobre todo con tus propios compañeros. Por lo que he podido observar y concluir, ser perro te asegura un mejor nivel de vida a la par con humillaciones hasta el fin de tus dias. En publico amas y proteges a muerte al sangrón de tu jefe, pero secretamente deseas envenenarlo y escupir sobre su cuerpo cortado en cuadritos.
Por otro lado, siendo un inconforme crees tener posibilidades de ser reconocido por tus verdaderas virtudes: eficiencia y trabajo duro. Tu inconformidad crece cuando te das cuenta de que aunque tu buen trabajo te ha ganado notoriedad y la confianza de tu jefe para ejecutar ciertas tareas estresantes, no eres ascendido y no ganas lo mismo que el perro de tu compañero el cual entro a la empresa el mismo año que tu y tiene tu misma edad. Poco a poco las inconformidades te envenenan y pronto te das cuenta que no tienes otro tema de conversación que no sea lo injusto y mala persona que es el jefe. Aunque, hay pocas pero valiosas ocasiones en las que agradeces que el jefe no te haya ascendido para no tener que soportar su furia e insultos tan a menudo como el perro de tu compañero , el cual para estas alturas seguro ya es tu superior inmediato.
Durante mis años en una empresa con un jefe tirano pude darme cuenta de que no podía unirme al grupo de los perros porque cualquier intento de extra perruñeria me hacía parecer una niña perdida y fuera de lugar. Por un tiempo traté de ser una inconforme, aunque por ser la más nueva del grupo no tenía tanto de que quejarme. Comencé comentando en los rincones la ultima hazaña corrupta del jefe y de lo bajo que los perros podían caer por agradar al jefe. Este tipo de vida me enfermaba y empecé a detestar como los inconformes critibaban a más no poder a los perros, pero se deseaban gozar de los mismos beneficios que ellos.
Por eso me fuí, quería disfrutar de mi trabajo, siendo más que una inconforme sin necesidad de ser el perro de nadie. Ahora alguons años despues, creo que lo he logrado en parte, con todo lo bueno y lo malo que eso implica.

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